El 18 de julio de 1936 estalló la peor crisis en la que se ha sumido nuestro país. Mientras que en la situación de recesión económica actual los indicadores que más se escuchan en estos días están relacionados con el desempleo, el crecimiento económico o la confianza de “los mercados”; la Guerra Civil española está marcada por cifras de muertes, fusilamientos o exiliados. Aunque la magnitud de estas últimas es escalofriante por mucho que los revisionistas quieran darle la vuelta a la tortilla, un análisis cuantitativo nunca es suficiente para semejante acontecimiento histórico. Aquí me gustaría resaltar la aniquilación tanto física como a través del exilio de la ciencia española, y de forma más concreta de la figura de Odón de Buen (1863 – 1945).
Retrato de Odón de Buen (vía Joan-Francesc Pont Clemete)
La Brújula de Ulises 